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4 Avisos Frente a la Segunda Venida de Cristo


Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos. Y estando mirando fijamente al cielo mientras El ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en vestiduras blancas, que les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo. (Hechos 1:9-11)


Parece mentira que uno tenga que decir eso, pero incluso en el medio cristiano hoy en día existen muchas personas que están poniendo en tela de juicio la Segunda Venida de nuestro Señor. Y no hablamos simplemente de discrepancias escatológicas, hablo de no creer ni esperar el regreso de Cristo a por Su pueblo tal y como Él prometió a sus discípulos y queda claramente reflejado en las Sagradas Escrituras.

Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse, es decir, que lo que Dios ha prometido, o se ha cumplido ya en la actualidad, o se cumplirá en el tiempo preciso.

Dios dijo que nacería, y nació. Anunció su muerte, y murió. Avisó de la resurrección y al tercer día resucitó. Así también prometió que volvería, y como todo lo prometido, volverá. Que gloriosa esperanza, que gozo en el corazón, saber que o bien marchamos a Su presencia, o bien Él vendrá a buscarnos a nosotros.


MIENTRAS EN LA TIERRA, SEAMOS PACIENTES


Por tanto, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el fruto precioso de la tierra, siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía. (Santiago 5:7)


Existen momentos de pruebas y adversidades en la vida los cuales nos hacen pasar apuros emocionales, físicos e incluso espirituales. Enfrentamos situaciones, luchas, momentos difíciles en los cuales nuestra fe por momentos puede verse abatida. Y es en esos momentos que miramos al cielo como si nuestra gran esperanza de encontrarnos por la eternidad con nuestro Señor se estuviera demorando en gran manera.

El propio Jesús dijo que el día ni la hora nadie lo sabía, tan solo el Padre, pero ciertamente no podemos por eso perder nuestra esperanza. Sabemos que todo lo que enfrentamos en esta tierra es pasajero, que todo es vanidad, que todo es temporal, un soplo, una neblina, un abrir y cerrar de ojos. Es por ello que sin importar lo que suceda, con la plena confianza que nuestro Soberano Dios tiene todo bajo control, seamos pacientes, sabiendo que cada vez falta un día menos para ese maravilloso encuentro, y enfrentemos cualquiera que sea la situación de la mejor forma, con esperanza y confianza, sabiendo que lo mejor está por llegar, ese tiempo donde ya no habrán más lágrimas, dolor, sufrimiento o tristeza, ese día prometido que con anhelo nuestro corazón aguarda.


PREPARÉMONOS PARA ESE DÍA


Y que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)


Una de las cosas que Pablo tenía clara, al igual que los primeros cristianos, era que el proceso de santificación iniciado por Dios en nuestras vidas en esta tierra era el principio de algo que tenía como foco la eternidad gloriosa en Su presencia.

Tristemente hoy vemos personas, algunos que dicen ser verdaderos cristianos, los cuales no tienen ningún deseo por la santificación, por mantenerse irreprensibles, por vivir rectamente, por luchar contra el pecado, despojándose cada día por las cosas vanas y pasajeras y entregados a todo lo que representa la eternidad. Muchos creyentes hoy viven durmiendo, entretenidos, despistados, sin poner su poco en Cristo y en la Gran Comisión que nos fue entregada. No luchan por limpiarse, por mantenerse cada día más puros, consagrados, y no dedican su vida al servicio glorioso de la obra de Dios.

En muchas ocasiones todo eso es una prueba de que Dios no ha obrado en esos corazones, puesto que cuando Dios regenera nuestro corazón, cuando el Espíritu Santo llega a la vida del creyente lo empieza a guía y conducir por una nueva vida, una vida en Cristo, una vida centrada únicamente en una cosa, la gloria de Dios.

Hermanos, estamos yendo a un lugar donde el pecado no habita, donde las pasiones de la carne no existen, donde los deseos pecaminosos no aparecerán, es por ello que debemos luchar por preparar nuestra vida en esta tierra para esa eternidad que nos espera junto a nuestro buen Dios.


PUEDE SER HOY


Ahora bien, hermanos, con respecto a los tiempos y a las épocas, no tenéis necesidad de que se os escriba nada. Pues vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como un ladrón en la noche; que cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no escaparán. (1 Tesalonicenses 5:1-3)


¿Has pensado que puede ser hoy? Mira a tu alrededor, mira como está el mundo, los gobiernos, la política, las guerras, enfermedades, condiciones naturales, fenómenos atmosféricos, situación de las familias, violencia, hambruna, desigualdad, maltrato social, el corazón humano, el odio, la ira, la rabia que se respira en el ambiente, el terrorismo, la depravación, la inmoralidad, etc.

¿Te has parado a pensar que todo puede terminar hoy? ¿Qué la final trompeta puede sonar en cualquier instante y nuestro Cristo aparecer en busca de su novia la cual está aguardando, al igual que esas vírgenes prudentes, a la espera de las bodas del Cordero?

La Segunda Venida de Cristo, de ser hoy, o en el momento que suceda, para muchos será el mejor día de sus vidas, para otros, el peor día de su historia.

¿Para ti, qué representa ese día?

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